¿Tecnología para tod@s?
La ONU declaró en 1991, el 1 de octubre como el “día de las personas de edad” para reivindicar los derechos de las personas mayores, promover políticas públicas centradas en ellas y sensibilizar sobre los estereotipos asociados a este grupo de población y sus consecuencias.
Lamentablemente, desde marzo de 2020 se ha hablado mucho sobre las personas mayores en los medios de comunicación por los efectos devastadores que la enfermedad producida por el coronavirus tenía sobre su salud. En estos meses, los medios de comunicación han dado una visión sesgada sobre el grupo de población más diverso que existe, en el que la única imagen que se ha tenido de las personas mayores es como un grupo homogéneo, estereotipado y extremadamente vulnerable. Y es curioso esta representación porque oficialmente se considera como “personas mayores” a cualquiera desde los 65 años hasta… el infinito y más allá. Según las informaciones de los medios y la imagen estereotipada que nos formamos gracias a los prejuicios, hay aproximadamente 9,1 millones de personas* que comparten las mismas características y necesidades.
Evidentemente, la realidad es muy distinta y ni mucho menos todas las personas mayores son frágiles y con falta de autonomía, de hecho, la mayoría de ellas tienen muchísimas ganas y fuerzas para seguir haciendo cosas y mucho que ofrecer. Muchas veces, es la propia sociedad la que no lo pone nada fácil y es que cada vez vivimos en un mundo en el que se usan más las tecnologías para gestiones sin importar la brecha de desigualdad que se crea con las personas que se quedan atrás. Y seguir este ritmo, en ocasiones es complicado.
Si nos paramos a pensar en el uso que hacemos de las nuevas tecnologías, nos damos cuenta de que lo usamos prácticamente para todo y que forman una parte importante de nuestras vidas: desde hacer la compra online a pagar las deudas con los/as amigos/as a través de Bizum. Pero… ¿Qué pasaría si un día nos levantamos y nos encontrásemos que no entendemos nada del móvil porque está escrito en un tamaño de letra que nos es muy complicado leer? ¿o que directamente nos costase horrores sujetar el teléfono o teclear? Quizás estos dispositivos no nos resultarían tan interesantes y no habríamos tenido ninguna prisa por aprender a usarlos. Esto les pasa a muchas personas mayores, y el problema está en que de repente, muchas gestiones importantes se tienen que hacer de forma digital, que nadie les ha explicado cómo y que estas aplicaciones están muy poco adaptadas y en ocasiones son difíciles de manejar.
Por poner en datos la brecha digital: Según Eurostat: solamente el 6,5% de los mayores españoles tienen destrezas digitales como para manejarse de manera autónoma en entornos tecnológicos. Y solamente el 20% de los mayores de 65 años utilizan internet de manera diaria.
Ahora imaginemos todas las acciones que hacemos por internet y veremos como el no saber utilizarlo afecta a nuestra salud a nivel físico, económico, social y cultural. De entre las muchas cosas que limitaciones que ocasiona pondré solo unos pocos ejemplos.
· Médico: Durante las fases más duras del confinamiento en los centros de salud apenas había atención presencial y la mayoría de las citas se han hecho de manera telefónica, las opciones para pedir cita eran a través de la APP o mediante llamada, pegándote con una locución. Si ha sido un poco desesperante para todo el mundo en general, solo hay que imaginar la frustración con personas que no manejen bien el móvil o con déficit auditivo.
· Cultura: Por experiencia podemos asegurar que muchas de las exposiciones solo se pueden reservar de forma online y debido a las limitaciones reservando de dos en dos personas (con nombre, apellido y DNI) …¡¡hasta para nosotras ha sido un cursillo intensivo!!, y sabemos por experiencia que eso a dejado a muchas personas que no manejan bien las tecnologías fuera de estas actividades.
· Banco: en estos meses los bancos sólo han abierto presencialmente muy pocas horas obligando a realizar las gestiones en cajeros, internet o banca móvil. Si tenemos en cuenta que todavía hay muchas personas mayores que no tienen tarjeta porque gestionan el dinero con la cartilla…eso sin olvidar que cada vez hay menos cajeros y es más difícil obtener el dinero en efectivo.
· Otras gestiones: desde descargar los resultados de algunas pruebas médicas en clínicas privadas a gestiones relativas a las pensiones o la declaración de la renta. Gestiones que son suficientemente importantes para garantizar que todas las personas puedan acceder a ellas sin ninguna dificultad.
*Datos del INE de 2019.
Blanca Jiménez, Responsable Área Social