DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO
Blanca Jiménez, Psicóloga y Responsable de la área social FAyG
Imagínate que un día tienes que salir de tu país para conservar tu vida, dejar toda tu vida atrás, salir con lo puesto y abandonar todo lo que has conseguido. Imagina que sales corriendo, con tu familia y con el poco dinero que has podido conseguir en efectivo. Imagina que tienes que huir por las decisiones que toman unos señores sentados en sus sillones tan tranquilos mientras tu país se enfrenta a la destrucción que provoca una guerra, o que tienes que huir por intentar defender los derechos humanos y del medio ambiente, o que la huida es por querer a quien esos señores consideran que no puedes querer, o creer y defender lo que no quieren que creas, y estos señores deciden partir tu vida en dos.
Sigamos imaginando: hemos conseguido salir del país y en teoría nuestra vida ya no corre peligro inmediato, llegas a un campo de refugiados en el que hay personas hacinadas, viviendo en tiendas de campañas, con los recursos mínimos, que se inunda con las lluvias, pasando frío en invierno o calor extremo, un sitio en el que crece exponencialmente el riesgo de enfermedades…pero seguimos imaginando… hemos sido de los afortunados que logramos conseguir que se nos reconozca como refugiados en uno de los países de acogida, nos dan un documento nos garantiza, al menos en teoría, vivir con seguridad y dignidad. Pero ojalá fuera tan fácil, ahora nos toca enfrentarnos al miedo de la incertidumbre, a la preocupación por lo y los que dejas en tu país, añoranza por tu forma de vida que cambia totalmente y en el que te has tenido que alejar de muchos de tus seres queridos, acostumbrarte a un nuevos idioma, costumbres, cultura, comida…Es muy duro, ¿verdad?.
Pues ahora imagínate que esto te pasa cuando eres una persona mayor, cuando es la etapa en la que se supone que debes disfrutar de todo lo que has conseguido y trabajado a lo largo de la vida, cuando debe de haber un sistema de cuidados que te ayude a hacer frente a esos problemas que ocasiona el envejecimiento y garantice que puedas disfrutar de tu proyecto de vida con dignidad. Imagínate que tienes que dejarlo todo y pasar por un infierno con dolores de articulaciones y huesos, dolor crónico, movilidad reducida y mayor vulnerabilidad ante muchas enfermedades; sin acceso a tu medicación ni a unas condiciones básicas de salud e higiene, durmiendo en sitios que no se pueden ni considerar camas, pasando frío o calor, con problemas de visión o audición que te dificultan percibir todo con claridad, y sobre todo, alejada de lo que ha sido tu forma de vida durante tantos y tantos años .
Hoy, 20 de junio, es el día Mundial del Refugiado, y queremos poner el foco en las personas mayores Refugiadas y Desplazadas, que constituyen un 8,5% de las personas atendidas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la mayoría de los países de Latinoamérica y de la actual guerra de Ucrania. Las personas mayores son una población especialmente vulnerable y a la que hay que garantizar que en cualquier proyecto de ayuda humanitaria, se tiene en cuenta sus necesidades y su vulnerabilidad para la intervención y, sobre todo, garantizarles un envejecimiento digno, que respete sus derechos fundamentales y facilite el acceso a recursos de salud e higiene. Porque el número de personas mayores que tiene que huir de sus países va en aumento, pero la atención a sus necesidades específicas no. Aunque por pedir e imaginar, ojalá haya un día que ninguna persona, mayor o no, tenga que salir de su país porque su vida corre peligro.
Desde la Fundación Alicia y Guillermo, somos conscientes de lo difícil que puede llegar a ser el proceso migratorio a cualquier edad, pero especialmente en las personas mayores que lidian con un proceso de desarraigo que implica, en muchos casos, sentimientos de soledad no deseada y trastornos emocionales.
Por eso, en colaboración con el Consulado de Colombia, hemos creado un proyecto de acompañamiento emocional a personas mayores migrantes para apoyarles en su proceso de integración y hacer un poquito más fácil un proceso cargado de miedos, tristeza e incertidumbre.